“Tierra del Padre” en el primer Santuario filial

El pequeño monaguillo de 8 años caminaba por la calle Frau Voguel de Nueva Helvecia junto al P.Kentenich, en  aquellos días de mayo de 1947. Finalizada la Misa, con un pueblo exultante de alegría y unas jóvenes Hermanas felices por reencontrarse con su Padre… el niño no entendía bien lo que pasaba. Solamente sabía que caminaba junto a una persona importante,  y que era por unas cuadras, hasta llegar al teatro del pueblo donde sería la fiesta de bienvenida.
 

Unas horas antes, en el hall del nuevo colegio MTA, la niña vestida de angelito era dejada rápidamente por su papá justo debajo de la imagen de la Mater con la literal traducción de un lema que perdura y lo tenemos como herencia preciosa: “Con su tierno infante, bendíganos la Virgen María”.

“Quedate quietita acá que papá va a buscar al Padre Kentenich con el auto”.

Temerosa, inquieta pero contenta con su traje rosa de angelito, la niña se quedó confiada, porque la joven  maestra del jardín, llamada Hna. Úrsula, estaba con ella transmitiéndole una gran seguridad.

Su padre regresó, tal como se lo había prometido junto al Padre Kentenich. Bendijeron la estatua de cuerpo entero de la Mater que había realizado un artista uruguayo. Luego varios hombres del pueblo la subieron con sogas, sobre la entrada principal del colegio, quedando allí hasta nuestros días.
 

Pasaron 64 años, y como curso Tierra del Padre, partimos desde el Santuario de la Liberación de La Plata, para renovar nuestra alianza filial, hacia la tierra donde el Padre encontró muchísimas respuestas para el Schoenstatt internacional.

Llegamos al Santuario de Nueva Helvecia y fuimos recibidos por Dante, el monaguillo que acompañó caminando al Padre y por la Hna. María Estela, el angelito de rosa.

Ellos, testigos vivientes de aquellos días, con la simpleza, austeridad y sencillez que caracterizan a muchos uruguayos, nos recibieron en su hogar.
 

Dante, con sus más de 70 años, es el único diácono permanente del pueblo. Atesora las impresiones de esos días como un legado central para sus 6 hijos y 11 nietos.

La Hna. María Estela, luego de haber sido asesora de la JF y de las Madres en La Plata y en Paraná, regresó a su primer hogar: El colegio MTA y el Santuario de Nueva Helvecia.
 

Renovamos por la tarde del sábado 6 de agosto, el acto de seguimiento que aquellas jóvenes pioneras de Schoenstatt en nuestras tierras, realizaran en el primer Santuario Filial del mundo. Le pedimos a nuestro Padre  caminar por la vida con él, por él y en él. Queremos asumir su carisma para encontrar al Dios de la vida en nuestras vidas. Queremos ser audaces, pese a nuestros temores y pequeñez, para no ser solamente un movimiento mariano, sino llevar la originalidad de nuestra espiritualidad a los demás.
 

Regresamos a casa con la convicción de que Nueva Helvecia, nuestro pequeño Belén, marcado por numerosas huellas del Padre, es Schoenstatt, y por ser Schoenstatt, es un LUGAR HERMOSO.

 
Curso 18. Tierra del Padre.
 

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