Un pedacito de Cielo en Tierra Santa…

Por Lilita y Carlos Ricciardi (Curso Contigo)

Hace poco más de un mes tuvimos la gracia de poder peregrinar por Tierra Santa junto a otros hermanos federados de la Argentina y el querido asesor P. Ludovico. Iniciamos el viaje en Schoenstatt, en la celebración por los 100 años de Hoerde. Una experiencia muy intensa y fuerte, con conferencias y charlas muy profundas que vale la pena leerlas, analizarlas en los cursos y grupos, y fundamentalmente aplicarlas en la vida. Las pueden ver en esta dirección  http://www.hoerde2019.org/download-105.html

Pero el motivo de estas líneas no es hablar de Hoerde, por lo menos ahora, sino de comentar lo que hemos vivido comunitariamente en los lugares donde Cristo nació, vivió,  murió y resucitó..  Realmente es un regalo muy especial compartirlo con hermanos de la Federación de Familias de Schoenstatt de Argentina. Nosotros, habíamos visitado Tierra Santa, en 1998, con el Padre Antonio Cosp y 10 matrimonios de la Fede. Fue una experiencia única e irrepetible…que nos marcó para toda la vida. Estar en los lugares por donde pasó Cristo en su vida terrenal, compartir con nuestros hermanos federados de distintos lugares del país ese viaje, en un clima de cordialidad, respeto y armonía, fue un pedacito de cielo en la tierra.

Hoy, 21 años después, pudimos repetir ese viaje, junto a otros hermanos federados y vivimos el mismo clima de cordialidad, respeto y armonía!!! Podemos afirmar, como en 1998, que fue también una experiencia única e irrepetible. Y es lógico que así sea. Los protagonistas somos otros, el mundo es otro, pero lo que vivimos en las dos peregrinaciones fue el clima “federativo” que reinaba entre los peregrinos. Es algo difícil de explicar con palabras, es lo que sentimos al encontrarnos en una reunión, en una jornada, en un cañamazo, en un encuentro nacional. Hay que vivirlo para entenderlo y comprenderlo.

No importaba si eras del curso 1 o del 44. Había un clima tan especial, que brotaba en el ambiente…”DESPIERTEN Y DESPIERTENSE MUTUAMENTE”. Se hacía presente en nuestro viaje el espíritu comunitario y de oración profunda, acompañado de hermosas canciones que elevaban nuestro espíritu.

En cada lugar hemos vibrado con los textos evangélicos, con el paisaje donde estuvo Cristo y los apóstoles y con las meditaciones y homilías del P.Ludovio.  Siempre justas, concisas, cortas y profundas, con pocas palabras nos dejaba en un clima de profunda meditación y análisis interior. Algunas de estas reflexiones creemos que están grabadas. Sería interesante compartirlas si es posible.

Cada uno de los que participamos en la peregrinación lo vivió intensamente y con mucha profundidad, tal como lo pudimos compartir la última noche en Jerusalén y en diversos momentos del viaje. También sería interesante que cada uno pudiera compartir sus experiencias en los lugares visitados… siempre con la libertad un federado…

En nuestro caso hubo momentos muy fuertes e importante, en realidad todos los fueron, pero de elegir uno o dos podríamos mencionar la Misa en Getsemaní y la noche de oración y meditación, allí juntos a otros peregrinos irlandeses, donde recibimos la Unción de los enfermos…Fue una noche de 10!!!

O en la Iglesia de la Resurrección de Lázaro, donde el Padre nos habló de la amistad. O en Caná donde renovamos los votos matrimoniales. O en el Cenáculo, donde todos abrazados le cantábamos a María. No queríamos que terminara nunca ese momento… Y qué decir de la Misa en el Santo Sepulcro…Cómo latían nuestros corazones, allí, tan apretaditos !!!

Por último agradecemos a nuestros hermanos federados con los cuales compartimos este lindo peregrinar, aprendimos a conocerlos, a respetarlos y a quererlos mas. A Silvina y Fernando Amaral que fueron los organizadores y motores de este viaje… A la empresa de viajes EXIT TOUR que nos atendió de primera y sus dueños nos acompañaron y cuidaron de nosotros. A nuestro guía Jorge, un palestino católico, comprometido con su país y con la Iglesia, que además de saber muchísimo sobre Tierra Santa, es un apasionado de lo que hace. Lo mismo al chofer… que nos acompaño y condujo prudentemente. Al Padre Ludovico un Maestro, un Hermano, un Guía, que con su alegría, sencillez, humildad y espíritu juvenil iluminó esta peregrinación. Por último a nuestros hermanos Federados que nos acompañaron espiritualmente en este viaje y por los cuáles hemos rezado especialmente en cada uno de los lugares santos y en las misas. A TODOS MUCHAS GRACIAS!!!!!

LOS LLEVAMOS POR SIEMPRE EN NUESTROS CORAZONES !!!!!

Lilita y Carlos Ricciardi
Curso Contigo


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